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El médico como servidor
Authors: Aveiro R Telmo, Fernando Alonso Lizarbe-Huayt
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Hoy en día, en un mundo superficial, movido por intereses
económicos, en donde los valores humanos se ven opacados
por prejuicios y estereotipos, es difícil encontrar personas que
puedan anteponer el bien de quienes le rodean antes que su
propio bienestar.
Sabemos que nuestra carrera es sacrificada, años de estudio,
desvelos, derrotas, victorias, y muchas frustraciones por vivir
en cerrados dedicando una vida entera a lo que nos gusta y
algo por lo cual creemos que vamos a dar todo, pero no sabemos
qué tanto compromiso hay en esa entrega incondicional.
Muchos dan todo de sí para llegar a obtener ese tan anhelado
papel y el privilegio de usar la mal llamada etiqueta de “doctor”
sin haber realizado un estudio de doctorado de por medio,
anteponiéndose a su nombre. Otros, estudian Medicina
por el simple hecho de vestir el guardapolvos o llevar un estetoscopioque,
desde tiempos lejanos, ya era signo de respeto,
como se sabe que quien cuida la vida, es digno de todas las
reverencias y halagos (1).
Somos conscientes de la responsabilidad y del sacrificio, pero
¿qué tan conscientes somos del compromiso?; un compromiso
que no conlleva solamente la dedicación al conocimiento,
a años de práctica o a mil noches de desvelo, sino, algo que
creo que puede ser la frase más emblemática de este noble
oficio y se le dice: vocación de servicio (2).
Es menester del servidor médico, velar por la salud física de
las personas, pero muy pocos tienen en cuenta que la ayuda
que puede dar un médico va más allá de solamente brindar
un tratamiento o cuidados para alguna dolencia. En muchos
lugares del mundo, el médico es visto como un gurú, médico
es quien todo lo sabe, aquel que cuida de la familia, un consejero,
y hasta si se quiere, un amigo (3).
Medicina no es solo libros, como dijo Hipócrates en su afamado
juramento, “En cualquier casa donde entre, no llevaré
otro objetivo que el bien de los enfermos”. El médico debe hacer
el bien, debe servir con solidaridad, paciencia y respeto a
los demás, sabiendo que mucha gente deposita una confianza
incondicional en ellos y hacer que por sobre todas las cosas, el
paciente sienta una satisfacción emocional de saber que está
en buenas manos (4).
A nivel Latinoamericano, estudiantes de Medicina sin esperar
al servicio social, logran el primer contacto con su pueblo, su
realidad, desde muy temprana edad, a través de actividades
de Atención Primaria de Salud, conociendo las verdaderas
necesidades de sus países, y comprometiéndose a intervenir
en el mejoramiento de la salud y el empoderamiento de sus
habitantes (5, 6).
¿Necesitamos de una materia o alguna calificación de por
medio? En lo absoluto, solo se necesita voluntad, decisión y
espíritu de servicio, el mismo que se ha perdido en muchos
médicos egresados de sus escuelas con fines mercantilistas.
Aquellos que asistieron a la universidad para enclaustrarse en
las 4 paredes de sus aulas, los libros y su inseparable velador,
nutriéndose de conocimientos, pero perdiendo la oportunidad
de alimentar el humanismo que se necesita para ser un
verdadero médico.
Como estudiantes de Medicina, nuestro deber es potenciar
ese servicio, esa solidaridad hacia los demás, y sensibilizar
a nuestros compañeros y compañeras para así generar una
corriente que tenga fijo el sentimiento de humanidad y el
compromiso que conlleva ello, porque antes de ser médicos,
somos personas.